NO ME MUEVE, MI DIOS, PARA QUERERTE

No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

Este anónimo Soneto a Cristo crucificado, también conocido por su verso inicial «No me mueve, mi Dios, para quererte», es una de las joyas de la poesía mística española. Aunque su autor permanece desconocido, me parece una belleza y muestra mi sentir...
Cuando el día de ayer mi Pastor nos confrontaba, durante el servicio de la mañana: ¿Porqué realmente estoy en la iglesia? por arrancarle ese milagro que cambiaría mi vida? o ¿realmente por amor a Él? y si lo que le pido y si por lo que estoy creyendo nunca llegara a suceder, ¿lo seguiría amando?
Estas son preguntas que hace algún tiempo,después de un período de desánimo me hice, decidí entonces que mantendría mi mirada en Dios y trataría de seguir actuando conforme a su palabra, ya que aunque no me dé en este mundo lo que espero, cuando llegue a su presencia me sonreirá y me dirá: "actuaste bién sierva buena y fiel"...